Libertad de Expresión

  La carga de responsabilidades actuales, sumado al bagaje de proyectos -propios o socialmente “sugeridos”-, deja como saldo un cuerpo cansado y una mente apabullada al final de cada día. Nosotras enfrentamos la menstruación, la decisión de ser madres (o no), la menopausia, el síndrome del nido vacío, la discriminación sexual y la obligación de velar por los hijos (marido y hogar incluidos en el término); todo eso, más el inventario particular a cada historia de vida.
  Ya sea una mujer de ciencias, una líder empresarial o una tradicional ama de casa, ninguna escapa a los estragos que las presiones causan al género rosa; pero -afortunadamente: pero- se reservan también al género algunas herramientas que nos ayudan a paliar los efectos secundarios de esas situaciones y nos permiten -aún-  salir airosas al final de la jornada.
  Tachado con frecuencia de recurso superficial, el maquillaje es nuestro primer e incondicional aliado en el proceso de reconstruir un ejemplar de mujer atropellado por los avatares cotidianos.
  La estatura -casi siempre menor a la soñada- deja de ser un problema con el uso de unos -gloriosos- tacones; ellos, nos elevan apenas a centímetros del suelo, pero nos permiten el goce de pisotear por un rato los complejos de “petisa”.
  Desde un rubor escondiendo los efectos de una noche en vela, hasta complejas cirugías subsanando una autoestima subterránea, los recursos para superar los supuestos “defectos” físicos son casi ilimitados. La magia ejercida por vestidos y cremas, zapatos y accesorios; es magia de efectos desconocidos para el genero masculino; que observa la transformación sin vislumbrar la verdadera profundidad del hecho.
  Lo irónico del caso, y generalmente pasado por alto, es que siendo el cuerpo (brazos, piernas, cabeza, torso) y su presentación (color de ojos, de cabello, largo de piernas, tamaño de busto, etc.); siendo el cuerpo físico el parámetro de medida para calificar a una mujer, la imagen que se aprecia es a menudo un reflejo erróneo de quien lo habita. Por otro lado el contenido de ese cuerpo (alma, espíritu, ser) se aprecia con mayor claridad en el entorno social que elije para desarrollarse y hacia donde orienta su desarrollo. Quiero decir; siendo el propio cuerpo el elemento más cercano a una persona, éste puede ser una manifestación errónea de su esencia, mientras que la forma de transcender su individualidad muestra la verdadera calidad de su naturaleza. De allí la importancia de ser conscientes acerca de lo que el cuerpo revela sobre nosotras.
  Los mil estereotipos negativos que se atribuyen al género femenino son fácilmente superables si se tiene en cuenta la libertad con que la mujer puede manipular su imagen y lo que con ello decide expresar. Un estereotipo es un concepto simplista y esquemático acerca de algo. Ser conscientes de los prejuicios instalados en el entorno al que pertenecemos es fundamental para superarlos, no desde la confrontación, sino desde la misma y primitiva lógica generadora de prejuicios: la especulación. Especular con nuestra imagen a fin de superar estereotipos, es tan fácil como jugar al ajedrez con un oponente que levanta carteles de su próximo movimiento. Si sabes como piensan, poco te cuesta tomar la delantera y superar las críticas u objeciones acerca de tu imagen. Sin el peso de esas críticas tienes vía libre para desarrollarte a gusto.
  Tenemos total libertad para manipular nuestra imagen aprovechando las virtudes que poseemos naturalmente, ser mujer también nos exime de prejuicios sexuales a la hora de dar y recibir un beso o abrazo extra de nuestros afectos.
  Elegir que y como expresarnos es, al día de hoy, una elección particular a cada una.
  Por ultimo, el viejo y conocido refrán “El hombre propone y la mujer dispone” nos avala en la posibilidad de ser Quien y Como deseamos ser: las propuestas están hechas y al alcance de la mano, es nuestro turno elegir alguna y hacerla propia; o bien, poner manos a la obra y generar una propuesta nueva a la medida de nuestras necesidades. 

Emma Van Weiden
Mujeres para parir MUJERES


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